La primera relación social del recién nacido, es con la madre o con quien cumpla esta función. Definida como apego, esta interacción se manifiesta en el ser humano durante toda su vida y, desde luego, ha de ser crucial en el momento en el que el niño ingresa a nivel preescolar. De qué tan satisfactorio sea el apego con sus padres, dependerá cuanto se desarrolle el sentimiento de seguridad, de cuanto se desarrolle el sentimiento de seguridad, y que tanto esta dispuesto “a alejarse, explorar el mundo, aprender y desarrollar el sentimiento básico de destreza y eficacia hacia las dificultades que pueda encontrar”.
![madre e hija abrazando](https://static.wixstatic.com/media/6a8637df6d5b49feaa0aa1fce31a462a.jpg/v1/fill/w_980,h_652,al_c,q_85,usm_0.66_1.00_0.01,enc_avif,quality_auto/6a8637df6d5b49feaa0aa1fce31a462a.jpg)
Cuando este apego es de “baja intensidad” entrara en juego la inquietud de los niños por la exploración estimulada por los factores ambientales, en cuyo caso los padres tienen que aprender a proporcionar un conjunto equilibrado de conductas de cuidado complementarios: conducta de protección (proporciona cuidado, sostén y seguridad) y permitir la independencia (la exploración y el aprendizaje sin temor).
Ante los niños que tienen un impulso interno a conquistar lo desconocido, a entender, los maestros (figura de apego en la escuela) adquieren una mayor responsabilidad, ya que su tarea consiste en reforzar formatos asimilados en la crianza hogareña y conducirlos de manera vigilante en el aula, sin quebrantar esa voluntad de independencia manifestada y aproximándolos a contextos enriquecedores.
En el jardín de niños, el apego es una expresión natural, de primera instancia, de la necesidad de los niños de establecer relación con sus pares. El apego funciona, asimismo, como un regulador emocional: cuando las interacciones son reciprocas y están bien coordinadas, los niños obtienen de ellas seguridad y capacidad para enfrentar situaciones difíciles. Pero, sobre todo, alientan en el niño la certeza de que el otro tiene creencias, sentimientos y deseos que le son propios, estos llegan a tener sentido a la experiencia interpersonal y permiten atribuir significado y anticipar las acciones de los demás.
De esta forma en la escuela el maestro es capaz de reconocer el sistema de apego de cada niño, y hacer una valoración en conjunto, para llegar a la determinación de un programa de actividades acordes con él, que, como en otros muchos aspectos del desarrollo infantil, ha de reproducir en el aula formatos de crianza hogareños beneficiosos para el alumno.
![madre y un niño](https://static.wixstatic.com/media/b94de986ad1e4d6fb9e2d6f00075fdd6.jpg/v1/fill/w_980,h_653,al_c,q_85,usm_0.66_1.00_0.01,enc_avif,quality_auto/b94de986ad1e4d6fb9e2d6f00075fdd6.jpg)
Llegando a una conclusión, existe un vínculo saludable entre quien ejerce el apego y el niño, esta es importante ya que ha de influir en el desarrollo de sus competencias sociales, emocionales, psicomotrices y cognitivas.
Si deseas conocer un poco más sobre el apego y como desarrollar ambientes de aprendizaje en tu aula o casa, contáctanos y un Asesor Psicopedagógico Itinerante se contactará contigo a la brevedad.
Comentarios