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Seis actividades que ayudan a los niños con TDAH

Foto del escritor: Lozada Centro Psicopedagógico Lozada Centro Psicopedagógico

La mitad de los casos de trastorno por déficit de atención e hiperactividad remiten en la edad adulta


hombres mayores jugando al ajedrez

 

El #TDAH afecta al menos al 5% de los niños de nuestra sociedad, persiste por toda la vida. Con el tratamiento adecuado la mitad de los casos se observan más en la vida adulta.

 

Aun hoy en día todavía existe mucha desinformación y controversia en torno a esta forma de vida, muchos reconocen su existencia, pero también muchos advierten sobre su sobre #diagnóstico.

 

En muchos países, los casos de TDAH han aumentado en un 30% en los últimos años, sobre todo en niños de entre 8 y 12 años, este aumento se atribuye, principalmente, al mayor acceso a la información relacionada a este y a las pruebas diagnósticas de libre acceso.

 

Evitar diagnósticos erróneos

Los síntomas del TDAH (dificultades de atención, #hiperactividad e #impulsividad) suelen coincidir con algunas características habituales en los menores, pero que también se manifiestan en ciertas personas adultas. Por este motivo, a veces se corre el riesgo de confundir determinados rasgos propios del carácter con este trastorno de hiperactividad. La mayoría de los niños son inquietos por naturaleza, pero no se trata de poner una etiqueta de #TDAH a toda la infancia.

Existen diferentes situaciones, como los problemas familiares, la muerte de la mascota, impresiones emocionales, las que han de llevar a la persona a predisponer de un comportamiento similar al TDAH, así mismo ciertos #medicamentos pueden provocar conductas que sean parecidas al TDAH.

Entonces para evitar diagnósticos erróneos siempre se deben de tener en cuenta que puede haber una manifestación igual, la causa no tiene por qué serlo. Entonces, se habla de TDAH cuando los síntomas han de estar presentes en dos o más contextos donde se encuentra involucrado el niño y que ha de verse reflejado en el funcionamiento social y/o académico.

 

Actividades para descargar energía y controlar impulsos

Las personas con TDAH tienen más dificultades para inhibir su respuesta ante estímulos distractores, suelen incurrir en hiperactividad y presentan una mayor tendencia a la precipitación. Además, se manifiestan frecuentemente con conductas impulsivas que dificultan la aplicación de refuerzos a medio o largo plazo, y que pueden llevarlos a subestimar las consecuencias de su comportamiento.

Ante este tipo de escenarios, se recomienda la práctica de actividades que requieran #concentración y desarrollo de sus capacidades cognitivas, más allá de las académicas, en las que puedan descargar toda su energía y aprendan a controlar sus impulsos. No todas las acciones son para todos los niños, es de vital importancia que les llamen la atención y tenga un atractivo para ellos, ante esto si al niño le interesa y disfruta será beneficioso, por el contrario, obligarlo a practicar atletismo o concentrase en una partida de ajedrez si no le motiva y no le encentra interés resultara contraproducente.

 

Se recomienda un dialogo continuo con los responsables de las actividades de los niños, de modo que puedan conocer las necesidades y características específicas del niño, en ocasiones deben darle más tiempo o dosificar la información que le está proporcionando. Este tipo de niños aprenden de una manera y ritmo diferentes, por ellos puede ser que requieran ayudas y/o adaptaciones en las actividades que realizan.

 

1. La música

Aprender a tocar un instrumento, así como leer y componer nuevas piezas musicales, es de verdad beneficioso para los niños con TDAH, ya que en ello se refleja en nuevas fibras nerviosas en el lóbulo frontal del cerebro. La relación entre la música y la génesis de neuronas y de asociaciones entre ellas proporciona habilidades cognitivas fundamentales para revertir alteraciones de la conducta, como las propias del TDAH.

 

2. Los animales

Investigadores de la Universidad de California demostraron que la terapia asistida con perros puede ayudar a niños con TDAH a mejorar sus habilidades sociales y a reducir las conductas problemáticas. Los resultados demostraron que los niños que habían sido tratados con perros experimentaron un aumento de la capacidad de atención y progresos notables en las relaciones con los demás. Podemos decir que el divertirse jugando con perros ayuda al niño a ser más consciente de los momentos en los que pierde la atención o se comporta de manera impulsiva. Ante esto, el perro reacciona buscando la atención del niño cuando este se despista o, por el contrario, se queda quieto cuando el niño actúa impulsivamente saltándose las instrucciones. Estas reacciones del animal ayudan al pequeño a corregir la conducta al momento y, por ende, a mejorar a largo plazo.

 

3. El deporte

La práctica diaria de deporte beneficia la cognición y el comportamiento respecto al aprendizaje de niños y adolescentes de entre 6 y 18 años con diagnóstico de TDAH, según las conclusiones de un estudio llevado a cabo por científicos de la Universidad de Jaén (UJA).

Si durante unos 20 minutos realizan una actividad física de alta intensidad, su velocidad de procesamiento y su memoria de trabajo mejoran, así como también sus habilidades de planificación y de resolución de problemas. Desgraciadamente, estos resultados solo se mantienen a corto plazo y no son permanentes. Por esta razón es recomendable que los jóvenes con TDAH hagan ejercicio físico de alta intensidad antes de estudiar para un examen y también durante las horas previas a la prueba de evaluación.

Lamentablemente, a medida que el niño se va haciendo mayor, y si sus calificaciones van empeorando, algunos padres optan por retirarlo de las actividades extraescolares deportivas y las sustituyen por clases de refuerzo de la materia suspendida. Esto es un total error, es fundamental que un niño con TDAH haga actividad física regularmente. Hay que ayudarle a encontrar el deporte que a él le guste y asegurarnos de que disfruta del ejercicio y que no es una dificultad.

 

4. Mindfulness y yoga

Estas disciplinas entrenan a los niños en el reconocimiento de sus emociones, les ayudan a centrar la atención, a estar tranquilos y a aprender a estarse quietos. Una investigación con niños de entre 7 y 12 años llevada a cabo por la unidad del trastorno por déficit de atención e hiperactividad del Hospital Sant Joan de Déu (Barcelona) demostró que la conciencia plena (mindfulness) reduce la inatención, la hiperactividad, la impulsividad y la desregulación emocional de los niños con TDAH.

Gracias a la conciencia plena, siempre practicada de manera relajada, los niños que padecen este trastorno pueden aumentar su inteligencia interpersonal. Mediante esta herramienta terapéutica, los pequeños reflexionan sobre su persona y se comprenden más a sí mismos. Potenciar su inteligencia intrapersonal permite que sean más conscientes de sus estados y de las metas que desean alcanzar, y, en consecuencia, que sean capaces de planificar mejor su manera de actuar.

 

5. Ajedrez

El ajedrez es una actividad que requiere mucha concentración. Quizá por ello pueda parecer contraproducente para a un niño con TDAH, pero, sin embargo, siempre y cuando se ponga en práctica en un contexto terapéutico y supervisado por profesionales, se ha revelado como un ejercicio altamente eficaz en el tratamiento de este trastorno, poniendo en marcha la academia de ajedrez y el torneo de ajedrez.

En este sentido, el ajedrez permite trabajar la inteligencia lógico matemática y crear hábitos positivos durante el juego, los cuales más tarde pueden ser aplicados en otros contextos de la vida diaria, como la evolución de mejores hábitos de estudio o un comportamiento más adecuado al interactuar con los demás, respetando los turnos de palabra.

 

6. Arte

«Existen varios estudios que indican que los niños con TDAH tienen una especial tendencia a la creatividad», explica Acebes, que recomienda terapias relacionadas con técnicas plásticas y las califica como «estimulantes y motivantes». Además, la neuropsicología destaca que las disciplinas artísticas requieren «concentración, la regulación emocional o de los impulsos y una combinación de diferentes capacidades orientadas a la ejecución de un plan y la obtención de un resultado».



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